lunes, 13 de agosto de 2012

Politica Exterior y La Haya

El año 1971 los gobiernos de Argentina y Chile acordaron someter la soberanía, por el Canal del Beagle, al arbitraje de la Corona Británica y como hemos de saber el régimen argentino rechazó el fallo, considerándolo “insubsanablemente nulo”, así se extendió el conflicto a toda la región hasta el Cabo de Hornos y nuestro vecino país amenazó con la guerra. El conflicto llegó a su punto culminante el día 22 de diciembre de 1978 cuando las Fuerzas Armadas de la Argentina se disponían a ocupar las islas en disputa por la fuerza, por lo que Chile recurre a la movilización y el despliegue de tropas en la zona de conflicto. Desde la perspectiva Geopolítica, el peor escenario de amenaza para Chile habría sido un frente conformado por la triple alianza; Argentina-Perú-Bolivia, lo que se conoce como HV3 o Hipótesis Vecinal 3, argumento permanente para nuestro país, pero no explícito en la doctrina de defensa. La disputa del Canal Beagle se soluciona finalmente en 1984 cuando el gobierno argentino, tras una consulta popular, aceptó la propuesta de la Santa Sede que reconoce la frontera trazada por el Laudo Arbitral, que otorgó las islas en la mitad norte del canal a Argentina y las islas en la mitad sur y al sur del canal a Chile y con derechos de navegación a ambos países en casi toda la zona. Asimismo concedió a Argentina la mayor parte del territorio marino en disputa. Casi dos décadas nos separan de este conflicto con la interposición de Perú, ante el Tribunal de la Haya, de su demanda en la que reclama un área marítima cercana a los 100.000 km2 en el Océano Pacífico, actualmente bajo soberanía de Chile. Perú afirma que, en los años 50, sólo se establecieron acuerdos pesqueros, y considera lógico usar como referencia el punto de la “Concordia”, a orillas del mar, para trazar las 200 millas de dominio marítimo que reclama. Lo concreto es que las contradictorias interpretaciones chileno-peruanas crean un litigio sobre un área (y en la que Chile ha ejercido soberanía), de aprox. 35.000 kilómetros cuadrados en el Pacífico. La pregunta que surge es si nuestra política exterior nos brindará seguridad respecto a sus acciones u omisiones. Sabemos que históricamente que la política exterior no ha tenido buenos resultados la pérdida de la Patagonia por desinterés evidente, la situación del Beagle, que aun cuando no se perdieron las islas la línea divisoria continental resultante nos perjudicó claramente y la fallida acción diplomática de los campos de Hielo Sur, que aun cuando está pendiente existe seguridad que Chile no obtiene la mejor posición. Que ocurrió con Perú entonces, por que Chile aceptó y cede ir a la Corte Internacional sin tener absolutamente nada que ganar a diferencia de su contraparte que cualquiera sea el fallo sólo puede obtener beneficios. Agregamos a la constante que ante el requerimiento de Bolivia por una salida al Pacífico con soberanía, la actitud consecuente de Chile puede ser vulnerada con la adhesión al planteamiento de la República de Argentina, donde esta última señala poseer derechos soberanos sobre las Islas Falkland y que es un asunto colonial y que involucra al Continente Sudamericano. Ahora bien si en una Política de Estado Chile reconoce públicamente que la soberanía de las Islas Falkland no es un problema entre Argentina y Gran Bretaña sino que es de carácter regional, luego deberá aceptar que el reclamo de salida al mar de Bolivia igualmente lo es, quebrando con ello la única línea de política exterior coherente que ha tenido en su historia. Ahora bien podemos tomar lecciones de heroísmo y patriotismo de nuestros héroes, pero habrá convicción real que debemos mantener nuestra soberanía y con el costo humano que ello significa; nos estamos acostumbrando a señalar que nuestras FFAA están preparadas, pero la pregunta es si existe convencimiento de aplicar una ofensiva militar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario